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martes, 29 de noviembre de 2016

Banco Popular arruina a sus accionistas

Todavía hoy en día, más de una década después, si alguien nos preguntara por un ejemplo de desastre bursátil, a muchos nos vendría a la cabeza el auge y caída de Terra, paradigma de las burbujas especulativas y de su fin.

No obstante, y aún reconociendo el daño que hizo a muchos inversores, bien podríamos aplicar el viejo refrán de "unos cardan la lana y otros se llevan la fama".

Todo ello viene al caso de los últimos acontecimientos vividos en torno al Banco Popular.

La entidad que fuera referencia de prudencia y eficiencia, se ha convertido en el ángel caído del sistema financiero español. Las consecuencias de entrar tarde y mal en la vorágine especulativa del ladrillo han sido nefastas para el banco, y sobre todo, para sus accionistas.

No toda empresa que se derrumba en términos bursátiles hace el mismo daño, aún teniendo en origen la misma capitalización.

Si bien la pérdida de riqueza en términos absolutos puede ser similar, cualitativamente un acaso como el Popular supone un impacto mucho mayor que el caso mencionado de Terra.

En el Banco Popular se combinan una historia anterior impecable en cuanto a evolución en Bolsa, una imagen de entidad prudente, incluso austera, y la ausencia de una percepción de riesgo inherente a valores más especulativos, los famosos chicharros.

Es por esa razón que muchos inversores tradicionales mantenían una buena parte de sus ahorros en acciones del Popular. Lo que en la crisis de 2001 y 2003 supuso un acierto, ha sido su tumba financiera

Gráfico de evolución histórica de Banco Popular

Como se puede apreciar en el gráfico, tras alcanzar máximos en 2007 en la zona de 37 euros (ajustados por ampliaciones, contrasplits...), ahora mismo una acción se puede comprar por menos de 80 céntimos, lo que supone una pérdida del 98%, prácticamente la totalidad de la inversión.

Es algo realmente dramático el hecho de que ahora mismo sea mayor el valor del crédito fiscal de las pérdidas que el valor residual de las acciones en sí mismas.

Quien esté pensando en que el tiempo puede dar la vuelta a la situación, tengo que advertirle que tras las masivas ampliaciones de capital realizadas recientemente, los viejos tiempos nunca volverán. Ha sido tal la dilución, que de nada valen las viejas referencias.

El futuro para la entidad sigue sin estar nada claro. Se achaca a los "perversos" bajistas la provocación de una espiral bajista sin razón aparente, pero llegados a este punto bien merecería la pena saber quién presta los títulos para que otros se pongan cortos en el valor.

Además, nada cae sin ninguna razón, las cifras publicadas trimestre a trimestre no han hecho sino dar la razón a quienes han apostado contra el valor. La última ampliación de capital (y puede que no haya sido la definitiva), cuando creíamos que la banca nacional estaba totalmente saneada, le hizo un daño reputacional enorme.

Ahora se habla de fusiones, cambios en la dirección...Es posible que alguien se "coma" al Popular, pero partiendo de estos precios de cotización, poco a nada sacarán los accionistas antiguos, será simplemente el fin de una ruinosa historia. Y ahí, el actual presidente y su Consejo tienen mucho que decir, es inconcebible que los mismos gestores que provocaron este desastre sean quienes intenten su salvación.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Dividendo Flexible Faes Diciembre 2016


Una vez más la farmaceútica Faes ha aprobado un dividendo flexible que se llevará a cabo en los últimos días del año.
Ya hemos visto cómo tras la aprobación de la Bilastina en Japón, la cotización tampoco ha tenido lo que se dice una reacción muy positiva. Os recuerdo la entrada que publiqué sobre la cotización de Faes, y que hablaba de los ratios a los que cotiza y la necesidad de esa aprobación para mantener la capitalización actual.

También os he comentado en repetidas ocasiones,  de la necesidad, a mi modo de ver, de eliminar esta política de dividendos flexibles, más ahora que la empresa cuenta con una posición de tesorería realmente envidiable y en aumento.
Es cierto que, al menos, ha eliminado la ampliación gratis que tanto daño hizo en el pasado, aumentando de forma alarmante el número de acciones en circulación, pero falta el paso del dividendo flexible.

Por el momento siguen con esta política, así que ya que estos dividendos flexibles o scrip dividend se instrumentan mediante una ampliación de capital gratuita,os detallo a continuación las principales características de la misma:

Calendario dividendo flexible FAES diciembre 2016

  • Ampliación gratuita en la proporción 1 acción nueva por cada 36 antiguas. Precio de recompra del derecho 0,09 euros por derecho.
  • 15 de diciembre, aquellos accionistas que los sean a cierre de este día recibirán un derecho de suscripción preferente por cada acción de Faes que posean.
  • 16 de dicembre: Comienzan a cotizar los derechos de suscripción.
  • 23 de diciembre: Último día para vender los derechos a Faes a un precio de 0,09 euros brutos por derecho.
  • 30 de diciembre: Último día de cotización de los derechos, fin de la ampliación.
  • 25 de enero: Previsiblemente, el primer día de cotización de las acciones adjudicadas.
Recordad que en el caso de  ampliaciones de capital gratuitas como ésta, la mayoría de las entidades, la nuestra también, mantiene por defecto la opción de suscribir acciones nuevas en caso de no haber respuesta por parte del titular.

martes, 22 de noviembre de 2016

Actualidad de los mercados (podcast de la sesión del 22.11.2016)

Podcast de la intervención de Jesús de Blas en Gestiona Radio comentando lo más destacado de la sesión en los mercados, con comentarios sobre Abengoa, Talgo, Caf, Sabadell, Popular y ACS.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Dividendo Flexible Caixabank Noviembre 2016



Caixabank comienza el martes 22 de noviembre, su último dividendo flexible del presente ejercicio.

Estos dividendos flexibles o scrip dividend se instrumentan mediante una ampliación de capital gratuita, cuyas características os detallo a continuación:

  • Ampliación gratuita en la proporción 1 acción nueva por cada 72* antiguas. Precio de recompra 0,04 euros por derecho.
  • 21 de noviembre, aquellos accionistas que los sean a cierre de este día recibirán un derecho de suscripción preferente por cada acción de Caixabank que posean.
  • 22 de noviembre: Comienzan a cotizar los derechos de suscripción.
  • 1 de diciembre: Último día para vender los derechos a Caixabank a un precio de 0,04 euros brutos por derecho.
  • 6 de diciembre: Último día de cotización de los derechos, fin de la ampliación.
  • 16 de diciembre: Previsiblemente, el primer día de cotización de las acciones adjudicadas.
Recordad que en el caso de  ampliaciones de capital gratuitas como ésta, la mayoría de las entidades, la nuestra también, mantiene por defecto la opción de suscribir acciones nuevas en caso de no haber respuesta por parte del titular.

* TRAS ANUNCIAR EN LA CNMV QUE LA PROPORCIÓN SERÍA 1X64, CAIXABANK HA AUMENTADO EL RATIO HASTA 1X72 

viernes, 11 de noviembre de 2016

El T-Bond sigue siendo el rey

bono-a-largo-plazo-EEUU

En los últimos días los medios de comunicación se han llenado de análisis intentando explicar la inesperada reacción de los mercados financieros a la no menos sorprendente victoria de Donald Trump.

A modo de resumen, se esperaba un fuerte retroceso en la renta variable, una subida de los activos refugio (oro y deuda de alta calidad), una considerable depreciación del dólar, y una ralentización en el proceso de subida de tipos por parte de la Reserva Federal americana.

Lo sucedido en realidad también es de sobra conocido: los mercados subieron el miércoles tras el retroceso inicial, el oro subió y bajó al compás de la recuperación de la renta variable, y los tipos de interés a largo plazo cayeron con fuerza en la madrugada del miércoles para literalmente “volar” a partir de entonces. El dólar, como siempre, impredecible, de nuevo a 1.09, como si nada hubiera pasado.

Todos estos movimientos se han achacado a la incertidumbre generada por la victoria de un candidato tan “especial” como Trump, pero si nos fijamos en la relación entre los distintos activos, vemos o que algo falla o bien que estamos ante un análisis demasiado simplista.

El miedo o la incertidumbre no suelen provocar precisamente movimientos como los anteriormente descritos, salvo que el miedo se haya convertido de la noche a la mañana en posibilidad de que las nuevas políticas de la administración USA acaben teniendo éxito o, al menos, provoquen efectos sustanciales en algunas variables macroeconómicas que teníamos olvidadas.

Y entre ellas, en mi opinión, destaca una: la INFLACIÓN.

¿Inflación? ¿No venía una japonización a nivel mundial? ¿Y la deflación?

Efectivamente, durante meses nos han asustado con el fantasma de la deflación, y con el pernicioso efecto que una expectativa bajista de los precios podría suponer para la economía. Sin embargo, desde hace unas semanas los datos apuntan a que otro escenario podría estar abriéndose paso.

El precio del crudo, en comparativa interanual, va a dejar de aportar presión a la baja sobre los precios, el IPC en Alemania alcanza su nivel más alto en dos años, en España los precios comienzan a crecer, impulsados por el inmobiliario… Y ahora con Trump y sus programas de gastos en infraestructuras y estímulo fiscal, los salarios podrían comenzar a subir, dado el bajo nivel de desempleo actual.

Precisamente en EEUU, el descontento no procede de altas cifras de paro (bien quisiéramos por estos lares una tasa de desempleo del 4,7%), sino de empleados con salarios congelados durante años, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo.

Y si los salarios suben, la inflación sube, y el siguiente paso es
la subida de tipos de interés. Un proceso que comenzará en diciembre, en la reunión de la Reserva Federal, ya han dicho que el resultado electoral no ha cambiado sus estimaciones, y que podría ser más acelerado de lo que el mercado había supuesto.

¿Y Europa?

Evidentemente el ciclo en el Viejo Continente es diferente, pero los recientes datos podrían llevar al BCE a no prorrogar su programa de compra de bonos (el famoso Tappering a la europea), y dejar definitivamente atrás los tipos negativos.

Por si acaso, el mercado se ha puesto la venda antes de que llegue la herida, y los tipos de los bonos a largo plazo en los mercados secundarios han subido con inusitada fuerza. Pocas veces, quizás en primavera de 2013, hemos visto una pendiente tan vertical en los gráficos.

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Tipos de interés a largo plazo. Evolución de la última semana

Las consecuencias han sido dramáticas para los tenedores de bonos a largo plazo, acostumbrados a tiempos de vino y rosas, y que ahora ven las orejas al lobo de las alzas de tipos de interés.

Creo que se trata de una reacción demasiado brusca de los mercados de deuda, anticipando aceleradamente una posible normalización al alza del entorno de tipos de interés. Lo normal sería ver pausas y correcciones a las fuertes subidas de estos días, pero conviene vigilar muy de cerca todo lo relacionado con duraciones largas, bonos high yield, o empresas muy apalancadas.

Porque como dijo una vez un famoso gestor de deuda, el T-Bond, el bono americano a 10 años, es el rey, y al rey quien le mueve es la inflación, no Trump.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Crucemos los dedos, empieza la cuenta atrás

En el momento de escribir esta crónica sobre lo acontecido en los mercados financieros en el mes de octubre, me he encontrado con que casi todos los datos objetivos que tenía en la mano eran positivos: evolución de la renta variable, datos macroeconómicos, resultados empresariales, etc., sin embargo, da la sensación de no haber vivido un mes tan favorable en los mercados financieros como parecían indicar esas cifras.

Es cierto que la inflación empieza a repuntar, lo que ha dado pie a especular con la posibilidad del fin de la era de tipos de interés negativos para alivio, por cierto, del sector financiero, o que los resultados del tercer trimestre en muchos sectores han superado las expectativas, pero a pesar de todo ello, en el ánimo de los inversores subyacía un poso de inquietud.

La razón no ha sido otra que la certeza de que lo que sucedía en esas semanas era simplemente un compás de espera, un mero dejar pasar los días para acercarnos a la cita más importante de esta parte final del año.

Y no, no me refiero a la previsible subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal norteamericana, sino a la celebración de las elecciones presidenciales en ese mismo país. Cuando parecía que con el Brexit ya habíamos tenido suficientes sobresaltos electorales, una sucesión de acontecimientos han puesto sobre la mesa la posibilidad de que el candidato republicano, Donald Trump, pudiera alzarse con la victoria.

Más allá de consideraciones ideológicas, la reacción de los mercados ha sido muy negativa, incluso más en Europa que en el propio EEUU. Entre otras posibles decisiones, un auge de las medidas proteccionistas propugnadas por Trump acentuaría los peligros de una guerra comercial basada en aranceles a la importación.

Y tal y como hemos visto con el caso del acero chino, para cuando todos los dirigentes europeos se ponen de acuerdo, tras años de estériles discusiones, la implantación de aranceles deja de tener sentido porque la industria nacional ya ha desaparecido.
Y aunque hay ocasiones en las que lo que pase en los mercados es lo menos importante, lo cierto es que una inesperada victoria de Trump conllevaría un desplome similar al vivido tras el Brexit.

Crucemos los dedos, que empieza la cuenta atrás.