jueves, 7 de enero de 2016

Año nuevo, viejos problemas en los mercados financieros

Tenía ganas de que acabara 2015, con su continuos sobresaltos financieros, con la esperanza nunca perdida, de que el nuevo año nos trajera al menos algo de tranquilidad.

Ya se empezó a torcer la cosa con las elecciones, o mejor con su resultado, sobre todo, por la incertidumbre que genera la falta de gobierno, y como se ha podido comprobar estos primeros días de enero, el asunto no ha ido sino a peor. Pero hablemos de China.

China

Claro está que para los chinos su nuevo año comienza en otra fecha y nuestras campanadas les suenan a chino, nunca mejor dicho, así que se han propuesto amargarnos el año nuevo con el peor arranque que se recuerda en los mercados financieros.

Las causas, ya rancias y manidas de tanto sacarlas a colación: el descenso de las materias primas y los temores acerca de la economía china.

¿Como en agosto? Pues sí, exactamente igual, pero con el agravante de que es la segunda vez que pasa y ya saben los "optimistas"  que no hay dos sin tres. De nuevo unos PMI por debajo de 50 en el sector manufacturero (que el de servicios esté en máximos de año y medio parece no importar) provocaba un nuevo desplome de las materias primas y por ende de los mercados mundiales.

Ni siquiera el enfrentamiento diplomático entre Irán y Arabia Saudí ha hecho rebotar el precio del petróleo, es más, lo ha hundido aún más al considerarse, por primera vez en la historia, que podían entrar en guerra de ¡¡¡PRECIOS!!! Sí, lo nunca visto.

Shenzhen-de-de-la-bolsa-chinaTampoco ha ayudado precisamente la nueva normativa que regula los mercados bursátiles en China. El que la diseñó debe saber muy poco o directamente nada de cómo funcionan las Bolsas, aunque sea en un país tan intervenido como China. La subasta de volatilidad de 15 minutos ante caídas del 5% ni es algo nuevo ni negativo en sí mismo, pero establecer que si caes el 7% ya se suspende la sesión hasta el día siguiente, eso es como animar a los bajistas a vender a saco.

Y efectivamente, ayer, mientras niños y no tan niños disfrutaban de sus regalos de Reyes, la sesión bursátil en China se acababa a los 17 minutos de empezar. Palo inicial del 5%, 15 minutos para buscar más papel, otro dos por ciento en unos segundos, y para casa. Y encima una devaluación del yuan para completar el día.

Como consecuencia, el resto de Bolsas mundiales cayendo a plomo ante la casi certeza de que no será la última vez que veamos algo así. Sobre todo, teniendo en cuenta que todavía no se ha levantado la prohibición de vender a los accionistas que tengan más de un 5% del capital de una cotizada. Otra cosa es que lo hayan burlado.

Así que, con estos mimbres nuestro Ibex y sus colegas europeos y americanos, pocos cestos pueden hacer. Caer y caer, hasta perder los 9.000 puntos, en niveles de 2013.

¿Qué hacer ante semejante panorama?

Por lo menos no dejarse llevar por los "cuervos" que ya buscan paralelismos entre 2016 y 2008, o 1998, o 1987, o 1929 o la crisis de los tulipanes o el calendario maya, o el asteroide que extinguió a los dinosaurios. Un poco de calma.

La Bolsa cae, sí, ya ha caído otras veces. Hay pánico, eso es evidente. Comprar da miedo y vender también ¿El suelo de mercado? Recordad aquello de "hemos tocado suelo, comenzamos a perforar". Que que cada uno respete sus niveles de riesgo, no hay mejor consejo. Incluso existen alternativas de inversión que se defienden relativamente bien en estos entornos.

¡Ah!, y aunque cueste creerlo, que nuestra cartera baje algo no significa que lo esté haciendo mal, ni esto es un consuelo, como el que hace trampas al solitario. Lo que no puede ser es que las pérdidas no nos dejen dormir tranquilos, entonces sí hay que tomar medidas.

Iba a acabar con un tradicional Que el ánimo no decaiga, pero en vista del bombardeo televisivo de estos días igual es más creíble eso de Que la fuerza nos acompañe.

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