miércoles, 5 de octubre de 2016

La calavera o el regreso a la casilla de salida

Mercados financieros y juegos de azar han ido de la mano en multitud de estudios que tratan de analizar, comprender y, sobre todo, predecir el comportamiento del precio de los diversos activos cotizados.

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En mi opinión, más allá del evidente papel que juega la fortuna en el devenir de nuestras inversiones, los mercados se guían más por emociones que por otra cosa, y en función de nuestras expectativas, o sea nuestras emociones, valoramos como conveniente o no el precio de un activo financiero.

Sin embargo, hay ocasiones en que la evolución de los mercados te hace dudar, y aunque de manera disimulada, uno empieza a dar pábulo a todo tipo de teorías más o menos peregrinas que se basan en el papel de la diosa fortuna o en el supuesto control de los mercados por oscuros intereses de unas pocas manos. Por cierto, unas manos que poco tienen que ver con la famosa “mano invisible” de Adam Smith y sí bastante más con la “mano negra” que se empeña en amargar la vida del inocente de turno.

Pues bien, en estos últimos meses cada vez que los mercados se han acercado a niveles cuya ruptura podría haber despejado el camino alcista de las cotizaciones, un hecho repentino nos ha afectado negativamente haciéndonos retroceder al punto de partida. De nada valen los buenos datos macroeconómicos o los aceptables resultados empresariales. Da igual el Brexit o los miedos sobre Deutsche Bank, el resultado es el mismo: repentina vuelta atrás en la renta variable, nuevos mínimos históricos en los tipos de interés de los bonos de alta calidad crediticia, y una nueva decepción para los inversores.

Encaramos una nueva temporada de resultados empresariales que, salvo sorpresa, debería ser lo suficientemente positiva como para darnos el empujón que los mercados necesitan, toda vez que se da por hecho que la Reserva Federal subirá los tipos en su reunión de diciembre, lo que debería ser interpretado más como signo de fortaleza que como amenaza para la recuperación económica.

Los pesimistas siempre cuentan con una as bajo la manga, en esta ocasión personalizado en el inefable Donald Trump, cuyo triunfo en las elecciones presidenciales nos llevaría directos a "la calavera". Y como saben todos los que han jugado al popular "Juego de la Oca", cuando estás a punto de cruzar la meta, "la calavera" te manda de un plumazo a la casilla de salida. Esperemos que esta vez no suceda y podamos batir las resistencias, situadas en el caso del selectivo Ibex 35 en la zona 9.135-9.360 puntos y en los 3.100 puntos en el caso del índice EuroStoxx 50.

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