lunes, 9 de mayo de 2016

Los mercados por el retrovisor: abril 2016

tablero electrónico de la Bolsa de Tokio visto por un retrovisor

La venganza de los caídos


Acuerdo y consenso son palabras con una clara connotación positiva y frecuentemente demandadas en muchos ámbitos de la vida diaria. En el terreno político, por ejemplo, la falta de consenso y acuerdo es precisamente lo que nos ha llevado a tener que acudir de nuevo a las urnas, perdiendo meses en vanas discusiones de cara a la galería.

En otros ámbitos, como el de los mercados financieros, la experiencia nos dice que el consenso no siempre trae consecuencias positivas. Cuando los pronósticos de los analistas se alinean en pos de un mismo escenario, lo normal es que suceda más bien lo contrario, tal y como hemos comprobado varias veces a lo largo de estos últimos meses. De hecho, abril se ha constituido como el mes en el que muchos de los activos "caídos en desgracia", defenestrados por casi todos, han resurgido con inusitada fuerza. El petróleo ha recuperado posiciones sin que fracasos como el de la cumbre de Doha hayan pasado factura, y tanto el oro como las siderúrgicas y mineras han protagonizado importantes alzas. Por el contrario, algunos de aquellos activos, como el dólar, que el consenso había dado como favoritos, han corrido peor suerte.

Es tal la incertidumbre que rodea la actual situación económica mundial que los cambios de sentimiento están siendo la tónica habitual, provocando que los activos más volátiles, sufran continuas idas y venidas sin que se puedan achacar a modificaciones realmente relevantes en el escenario macroeconómico. En el caso de la renta variable, un buen comienzo de mes se ha visto empañado por los retrocesos de los últimos días del periodo.

Aun cuando las perspectivas generales siguen siendo positivas, lo fundamental es no variar la exposición a renta variable simplemente porque los índices se muevan en una u otra dirección. Es importante también evitar la tentación de aventuras cortoplacistas, que no suelen cumplir con la siempre exigible ecuación riesgo-recompensa y, preferentemente, optar por estrategias de inversión con resultados contrastados a lo largo de los años, a pesar de que a corto plazo puedan sufrir periodos de cierta decepción en sus resultados. En este caso, el mes de abril nos ha dado una lección, viendo cómo algunos productos han recuperado con fuerza a pesar de ser cuestionados durante meses ignorando años anteriores de excelente desempeño en todo tipo de escenarios económicos.

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