Ayer conocimos que los precios de la producción han sufrido en España la mayor caída desde 2009. Esto significa que los costes de producir en nuestro país han vuelto a bajar, con la consiguiente ganancia en competitividad.
Por otro lado se ha publicado un acuerdo de los trabajadores de una de las mayores plantas de automóviles sitas en nuestro territorio, para congelar e incluso rebajar los salarios a cambio de recibir un nuevo modelo de coche, lo que supondrá crear 1000 empleos netos.
Noticias como estas se repiten últimamente en los diarios económicos, junto con datos que hablan de mejora sin precedentes de la balanza comercial o de récord de exportaciones.
Incluso son frecuentes declaraciones de responsables europeos, gestores de fondos de inversión, banqueros de postín o reputados economistas que hablan de España como futuro motor europeo, paraíso de la inversión, tierra de oportunidades...Fantasías para unos oídos como los nuestros que no paran de escuchar cantos de sirena nunca cumplidos o desgracias sin fin.
¿Qué está pasando que no veamos? ¿Qué quieren decir con estos comentarios que suenan a música celestial? ¿Nos están tomando el pelo una vez más?
Pues va a ser que no, que todo esto tiene un trasfondo real y que objetivamente puede ser la única forma que tengamos de salir de la crisis.
Un país con un paro galopante ( la EPA acaba de reflejar más de 6.200.000 personas en paro, un 27,2%, récord histórico), con el miedo en la médula de todos los que disfrutan de un puesto de trabajo, se configura como el mejor de los escenarios para los oferentes de empleo. Los trabajadores, en paro o en activo, estarán dispuestos a rebajar considerablemente sus salarios o condiciones laborales con el fin de lograr o mantener el empleo. En esta tesitura es normal que se firmen convenios con congelaciones o rebajas salariales, lo que supone mayores ventajas para la inversión.
Con unas infraestructuras excelentes, una buena situación geográfica, una moneda como el euro, seguridad jurídica, mano de obra con gran formación... y si añadimos unos costes laborales bajos, es normal que pensemos en que España puede ser destino prioritario de la inversión que ahora se dirige a países emergentes.
Incluso no sería descartable un proceso de "localización" de la producción, a diferencia de la famosa deslocalización de la producción vivida en los últimos años.
Claro está que todo tiene un precio, y en este caso es un brutal ajuste de los costes laborales y las condiciones de trabajo, con un claro reflejo en lo sucedido en España en los años 60, cuando grandes multinacionales se instalaron aquí atraídas por mano de obra barata. Hoy en día el escenario podría ser incluso más favorable para este proceso.
Es solo una posibilidad, pero día tras día las noticias me confirman que vamos por ese camino, y creo que alguna de las medidas que conoceremos este viernes puede hacer incluso más fácil que se haga realidad. A cada uno dejo si caminamos en la dirección correcta o no.
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