viernes, 17 de octubre de 2014

Comentario sobre las recientes caídas

En poco menos de dos semanas los mercados financieros han sufrido una auténtica conmoción motivado por un brusco cambio en las expectativas de crecimiento económico. La confianza en la recuperación de la eurozona parece haberse esfumado dando paso a que una nueva recesión se encuentre a la vuelta de la esquina.
El detonante, sin tener en cuenta las revueltas de Hong Kong, el ébola, o las tensiones en diversos países, ha sido la publicación de malos datos macroeconómicos en países como Alemania, Italia, o Francia.
No hay dudas de que se trata de cifras desalentadoras, pero llevábamos meses con la misma tónica y se nos hablaba de mero estancamiento coyuntural, a la vez que se ponían objetivos alcistas para las Bolsas que ahora se nos antojan salidos de un relato de ciencia ficción.
¿Ha sido tan rápido el deterioro o lo que ha cambiado de repente ha sido la interpretación de los datos? Creemos que esto último es lo correcto, a fin de cuenta los mercados viven de expectativas y de sentimientos, y como magnitudes humanas que son, cambian de la noche a la mañana.
En realidad ni antes todo el monte era orégano ni ahora hemos enfilado el camino al abismo, el símil de la botella medio llena o medio vacía es totalmente aplicable a la situación actual.
¿Qué debemos hacer? , si es que debemos hacer algo. Claramente debemos sacar consecuencias de este tipo de episodios. Lo primero es analizar si nuestra cartera se ajusta de facto a nuestro nivel de riesgo, y lo segundo es comprobar que los activos que la componen se han comportado de manera coherente.

 Si es así, no hay que dejarse llevar por el pánico, conviene mirar las cosas con algo más de perspectiva y no caer en tan usual “efecto manada”, que nos lleva a comprar con la euforia y vender con el pesimismo extremo.

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