Hace un par de semanas una periodista me preguntaba sobre las pequeñas compañías en el mercado español, small-caps que dirían los que se pirran por utilizar anglicismos pensando que así sus comentarios parecen más interesantes. El reportaje en cuestión hacía referencia a la existencia de "tesoros ocultos" en nuestro mercado, y la posibilidad de identificar alguno de ellos.
Mi opinión es que los "tesoros" no existen casi nunca, en la mayoría de los casos se trata de trampas de valor que parecen injustificadamente baratas, pero que ocultan más sombras que luces. El hecho de pensar que nadie ha visto lo que nosotros vemos no deja de ser un ejercicio de indisimulada soberbia. El problema es que normalmente invertir al estilo Golum del Señor de los Anillos, en plan "mi tesoro!!!", suele conllevar desagradables consecuencias para nuestro bolsillo.
Así que primera lección, mucho cuidado con pasarnos de listos y apostar fuerte por un valor supuestamente infravalorado, y lo digo por experiencia. La Seda, Renta Corporación...
Claro que después de tanto rollo, la entrevista continuaba y tenía que dar algún nombre, así que matizando hasta la extenuación, con toda la prudencia del mundo, y por qué no decirlo, con más miedo que vergüenza, creo recordar que susurré algo así como "enor y aes".
Creía que eso me libraba pero claro, cada cual hace su trabajo y volvió a la carga, por lo que ya no me quedó más remedio que lanzarme a la piscina y optar por Elecnor y Faes. Que conste que esto no es una recomendación de compra, sino que me limito a justificar mi elección, al menos en lo referente a Faes.
Y aprovecho que últimamente ha habido bastantes noticias sobre esta empresa para comentar sus recientes resultados trimestrales.
Antes un poco de historia, ya que estamos ante una compañía con una trayectoria bursátil digamos que peculiar. Durante años yo la verdad es que no quería ni oir hablar de ella, ya que siempre me había parecido carísima, y con una política de ampliaciones de capital que rozaba el absurdo financiero. No obstante contaba con una legión de fieles seguidores, que casi la convertían junto con el Athletic en un símbolo del bilbainismo. Aquello acabó de mala manera, con el valor bajando casi un 90% desde máximos y llevándose por delante los ahorros de un buen número de inversores.
A partir de ese momento, con la cotización ligeramente por encima de un euro, las buenas noticias sobre su fármaco estrella, el antihistamínico Bilastina, comenzaron a reflejarse en sus cuentas.
Este medicamento, desarrollado durante más de 10 años es la gran apuesta de la compañía, y ya ha sido aprobado en Europa y en un gran número de países, siendo Japón el siguiente gran mercado donde va a presentar la solicitud de aprobación.
Superado lo peor de los recortes en gasto farmaceútico, y con el gasto en I+D reduciéndose al finalizar con éxito la Bilastina, la compañía ha reducido a casi cero la deuda financiera, lo que al ritmo actual le va a llevar a acumular gran cantidad de caja en los próximos ejercicios. Este flujo de caja libre o se usa para comprar otras compañías, algo muy probable, o se destina a retribuir al accionista.
Desde este punto de vista, lo que deberían hacer de una vez por todas es suprimir las ampliaciones gratis y elevar el dividendo en efectivo, eliminando a su vez los dividendos flexibles. Con un Per cercano a 20 veces ( no especialmente bajo) tiene más sentido recomprar acciones y amortizarlas o dar un dividendo extraordinario, que no aumentar sin sentido la base accionarial. Apuntado queda, veremos en la próxima Junta si comentan algo al respecto.
Por otra parte, la aprobación de la Bilastina en Japón supondría un espaldarazo notable a la cuenta de resultados, que ya actualmente refleja crecimientos importantes en todas las líneas.
Como apuesta de futuro no parece una mala opción, con todas las reservas y precauciones, por supuesto, que nadie, y menos yo, tiene la famosa e infalible Bolsa de Cristal.
Elecnor para otro día.
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