Tras las ventas de la semana pasada, parecía que la calma había vuelto a los mercados de renta fija, con subidas en el precio de los bonos gubernamentales y el consiguiente retroceso en las rentabilidades. Sin embargo, esta pequeña tregua ha dado paso a un nuevo episodio de ventas significativas, lo que ha vuelto a arrastrar a los mercados de renta variable.
Esto último es algo realmente importante para los inversores, ya que ambos mercados se han correlacionado, lo que quiere decir que si uno va mal el otro también. Este aspecto es fundamental para entender el comportamiento de muchos fondos de inversión, que han visto cómo sus dos componentes principales, la renta variable y la fija, se movían al unísono.
A estas alturas los retrocesos desde los máximos de abril empiezan a ser significativos, y muchos inversores comienzan a ponerse nerviosos. Es fundamental conocer los riesgos inherentes a cada inversión y no pensar que porque los últimos trimestres hayan sido una balsa de aceite, el futuro va a ser igual de plácido.
La volatilidad de muchos productos medida a tres años o menos está muy por debajo de su media histórica y yo diría que de su media "razonable", por lo que el riesgo queda en cierta medida oculto.
La apuesta por duraciones largas en busca de mayores tipos de interés conlleva un riesgo importante y en un entorno de tipos tan bajos como el actual, es una de las principales variables a considerar a la hora de decantarnos por una inversión u otra.
También es fundamental el perfil de riesgo del inversor y el conocimiento de los productos, sobre todo de cara a aquellos inversores poco habituados a este tipo de movimientos, ya que históricamente se dirigían casi exclusivamente a la inversión en depósitos a plazo.
De cara a las próximas semanas, el mercado va a seguir nervioso a la espera de la resolución de la interminable negociación con Grecia. Por ahora las noticias no son esperanzadoras, con el FMI amagando retirarse, y con declaraciones favorables a un referendum sobre la continuidad del país heleno en el euro.
De todas formas, todos estos movimientos, que tan exagerados nos parecen, deben ser comparados con lo sucedido meses atrás, esto es, una caída sin parangón de los tipos de interés en la eurozona, hasta alcanzar rentabilidades negativas en muchos casos. Lo sucedido (y ganado) en el pasado tiene mucho que ver con lo sucedido (y perdido) estas últimas semanas.
Sed prudentes.
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