Finalizaba septiembre en medio de negros presagios que nos hacían temer que octubre hiciera honor a su fama de mes de desplomes y batacazos, y diera la puntilla a unos mercados todavía conmocionados por los malos datos de crecimiento económico en China.
Pues bien, cuando las posiciones bajistas alcanzaban en muchos valores niveles no vistos en la actual crisis, y cuando el pesimismo se había adueñado de los inversores, sin saber exactamente por qué, un buen día las Bolsas se dieron la vuelta tras una apertura negativa, y octubre se convirtió en el mes más alcista del año, con una subida, que en el caso del Ibex 35 superó el 8%.
Puede que una vez más fuera Mario Draghi el que nos sacó del pozo, o unos datos de PIB no tan malos de los esperado, o la posibilidad de que la FED suba tipos en diciembre ante la mejora del empleo, no lo sabemos, pero lo cierto es que el dólar repuntó contra el euro, las Bolsas subieron casi un 10% desde mínimos y las divisas emergentes recuperaron bruscamente contra el dólar.
Casi todos los activos han obtenido rentabilidades positivas el pasado mes, si bien materias primas o divisas emergentes siguen muy por debajo de los niveles de antes de verano.
A partir de ahora y hasta que en diciembre la FED y el BCE vuelvan a cobrar protagonismo, serán los resultados empresariales y, en nuestro caso, la proximidad de las elecciones generales los asuntos que marquen el rumbo de los mercados.
En el caso de España, la cita electoral y la deriva soberanista en Cataluña podrían lastrar el comportamiento relativo tanto de los bonos soberanos como del Ibex. La incertidumbre generada por ambos hechos puede hacer que los inversores internacionales infraponderen nuestros activos frente a otros similares como los italianos.
No cabe duda de que la situación se ha calmado, y esperemos que lo peor haya pasado, pero visto lo visto este mes, mejor no dejarse llevar ni por optimistas ni por pesimistas, nos ahorrará dinero y sustos.
Hay quien dijo una vez que el mercado es un nido de piratas, que te roban la bolsa cuando menos te lo esperas, bien al alza o a la baja. ¡Qué gran verdad!. Y no se trata de piratas maquillados e histriónicos al estilo Jack Sparrow, sino de auténticos filibusteros, de esos que no hacen prisioneros, tal y como rezaba el lema de Roberts, el temible pirata de la estupenda película “La princesa prometida”. Seguro que si viviera en nuestros días, los Hedge Funds se lo rifaban, tampoco les gusta hacer prisioneros, merman la rentabilidad.
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