Durante casi tres años los términos “invertir” y “España” han sido incompatibles para la gran mayoría de los inversores extranjeros, tanto particulares como institucionales. El gravísimo deterioro de las cuentas públicas, con la consiguiente alza del déficit público, provocó una situación casi insostenible que amenazaba con finalizar de forma semejante a lo ocurrido en Grecia.
Sin embargo, el para muchos inevitable rescate europeo no fue necesario, y en los últimos meses la situación ha mejorado notablemente. Dicha mejora es evidente si nos fijamos en indicadores macroeconómicos como la balanza de pagos, el PIB, la prima de riesgo, o el nivel de exportaciones, pero por el momento la economía doméstica sigue muy castigada por los altísimos niveles de desempleo y la caída de la demanda interna.
Otro de los claros síntomas de mejora en la percepción del riesgo país es que por fin la inversión extranjera vuelve a los activos españoles. Las altas rentabilidades ofrecidas por nuestra deuda, junto con la política más activa por parte del BCE posibilitaron un primer acercamiento de los fondos internacionales a nuestra denostada deuda pública. Posteriormente otros inversores han tomado posiciones aprovechando las ventas de activos de las entidades financieras, posibilitando que ahora mismo España vuelva a ser considerada como un destino de inversión por parte de muchos inversores institucionales, entre los que figuran importantes gestoras de fondos de inversión.
Tras la sustancial mejora en las cotizaciones de la renta fija, son muchos los que vuelven sus ojos a la renta variable, ya que nuestro mercado, representado por el Ibex 35, se encuentra muy lejos de los máximos históricos alcanzados por otros indicadores similares tanto en Europa como en Estados Unidos.Sin embargo, el riesgo asumido por el comprador de renta variable española, o al menos de la mayor parte de sus principales empresas cotizadas, es muy diferente al que acarrea la inversión en Deuda Pública.Invertir en Ibex 35 es mucho más que invertir en España.
Desde hace años empresas de todos los sectores han apostado por la diversificación internacional como medida de protección ante la crisis interna, y lo han hecho con notable éxito. Telefónica, Repsol, Iberdrola, BBVA, Santander o Inditex suman más del 60% de la ponderación del Ibex 35, y en todas ellas el peso del negocio en España no alcanza el 20% del beneficio neto del último ejercicio, siendo incluso residual en varios casos. Compañías como Inditex son un claro ejemplo de este modelo de negocio, con presencia global y reconocido prestigio, aunque debemos tener en cuenta que la cotización ya recoge los frutos de esta política empresarial, cotizando a un PER superior a la media del mercado. Invertir en Bolsa española es en muchos casos apostar por una recuperación del mercado interior, pero también diversificar hacia mercados como Latinoamérica, o participar en la gestión de compañías con enorme dimensión internacional.
Este artículo ha aparecido publicado en nuestro blog "hermano" Parlons-patrimoine.com, desde el que me pidieron mi opinión sobre el atractivo que puede ofrecer la bolsa española a los inversores extranjeros.
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