"Eramos pocos y parió la abuela" me decía mi abuelo cuando las cosas se ponían más que feas. Y parece que hoy es uno de esos días en que ya no sabes qué más puede salir mal.
Si ayer el desplome de las materias primas nos ponía contra las cuerdas, hoy que parecía que podíamos tener un poco de calma, los tan neutrales suizos han dejado de serlo, al menos financieramente, y la han liado pero bien.
Por un lado el SNB, el banco central suizo, ha rebajado tipos al -0.75%. Sí, no me he vuelto tonto de repente, o al menos no más de lo que era ayer. Estamos hablando de tipos cada vez más negativos, casi difícil de comprender y claramente contra toda lógica económica salvo en situaciones de auténtica emergencia. Que tengas que pagar por depositar tu dinero, y encima no respetable 0.75%, no es baladí, y demuestra que por tener el dinero en Suiza la gente literalmente se pelea. Menudo chollo para los helvéticos, cobran por literalmente no hacer nada, es abrir la caja y esperar a que llueva el dinero.
Si lo anterior ya tenía lo suyo, la siguiente bomba de relojería que tenían preparada ha sido demoledora en el mercado de divisas. Desde 2011 mantenían un cambio fijo de 1,20 francos por euro, y ahí el Banco de Suiza intervenía a marcar este nivel. Pues bien, ha dejado de poner límite alguno, y el franco suizo literalmente ha volado casi un 30% contra el euro y el dolar, la bolsa suiza se ha desplomado al ver que van a exportar con más dificultades, y el resto de mercados cayendo por miedo a lo desconocido.
Quien tenga francos suizos se está forrando y el que tenga deudas en esa divisa más le vale tener a mano un calmante.
En este momento hemos bajado y subido un 2% en el Ibex en minutos, las divisas europeas se mueven como si fuesen chicharros bursátiles, y los inversores y operadores ya no sabemos qué pasará mañana para estropearnos el día, me da que la bisabuela empieza a tener contracciones.
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