Tanto que decían algunos que el ejemplo en esto de la crisis de la deuda era Argentina, más vale que echaran un vistazo a lo que está pasando estos días por aquellos lares para darse cuenta que eso de decidir no pagar y hala, a seguir con lo mío, no es algo tan sencillo.
Estos días ya se estaba viendo una clara depreciación del peso argentino contra el dólar, pero lo de ayer fue un desplome en toda regla, bajando un 14%. El Banco Central de Argentina ya no puede gastar ni un ápice más de sus exiguas reservas en mantener su moneda, y todo parece indicar que la ha dejado caer.
Las consecuencias van a ser el encarecimiento de las importaciones argentinas, una aceleración de la ya de por sí desbocada inflación(superior al 20%)y, en resumen, un paso más hacia el desastre económico. Y esta vez ya no hay otro Repsol que expropiar para desviar la atención, así que me temo que las cosas se le van a poner feas a la señora Fernández.
Lo malo es que cuando Argentina estornuda el resto de vecinos ya están sacando el pañuelo, y el Ibex 35, por si acaso, se pone rojo sangre. Los intereses de muchas compañías en la región son muy importantes, como BBVA, DIA, Telefónica, Iberdrola, Santander, MDF, Prosegur...todas ellas bajando con mayor o menor intensidad.
El problema no está en el peso de Argentina en sus balances, sino que otros países sigan el camino y realicen devaluaciones competitivas de sus divisas para competir entre sí. En ese caso, el valor en euros de las inversiones y los beneficios obtenidos en esos países se reduciría, con el consiguiente retroceso de las cotizaciones.
De ahí que el Ibex 35 se deje un 1.85% hasta los 10.050 puntos, mientras que en Europa los retrocesos son muchos más moderados.
Soporte en los 10.000 y más abajo en los 9.800, así que habrá que estar atentos por si esto no va a más y se da una buena ocasión de entrar.
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