Tras ser una auténtica espada de Damocles durante el pasado mes y medio, por fin la agencia de rating Moodys ha hecho pública su decisión sobre rebajar o no el rating soberano español.
La decisión no era baladí, ya que una nueva rebaja habría supuesto la pérdida del grado inversión por parte de la deuda emitida por el Tesoro, con las consecuencias negativas que conlleva ( encarecimiento de la financiación, salida de carteras de inversión internacionales, pérdida de prestigio...).
Afortunadamente en esta ocasión han optado por mantener el rating, aunque sigue la perspectiva negativa, es decir, continúan los riesgos de pérdida de calificación en un futuro próximo.
El efecto ha sido inmediato y la prima de riesgo ha descendido de los 400 puntos a la vez que la Bolsa ha recuperado los 8.000 puntos.
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