martes, 12 de noviembre de 2013

Contra la crisis, demagogia, menudo plan.

Buena se está montando en los últimos días a costa de si estamos o no saliendo de la crisis. Declaraciones para todos los gustos, más o menos afortunadas (quién no recuerda al señor Botín y su lluvia de millones), y datos macro-económicos por doquier nos aturullan con cifras en muchos casos contradictorias. Y al final queda en el aire la pregunta de si estamos saliendo o no de la crisis.

Al menos hemos cambiado la pregunta, el año pasado en cuanto algún conocido me encontraba por la calle me preguntaba a ver cuándo nos rescataban o para cuando el fin del euro, mientras que ahora quieren saber si es cierto o no que la crisis se acaba.

Es innegable que la situación ha mejorado, y que esa mejoría debe darse primero en unos indicadores antes de plasmarse en otros como el paro. Es impensable todo suceda al unísono. Así que, sí, sí creo que hemos dejado atrás lo peor de la crisis, sobre todo la posibilidad de una ruptura del euro, y es cierto que el dinero vuelve a España, pero a nivel micro-económico los últimos coletazos están siendo terribles, como el caso de Panrico, Fagor o multitud de negocios anónimos que vemos cerrar en nuestras calles y barrios.

Precisamente estas tremendas situaciones por las que atraviesan millones de ciudadanos se utilizan sin decoro para arrimar el ascua a la sardina propia sin importar si lo que se dice es mínimamente creible.

En este sentido no puedo dejar de alucinar ante una noticia publicada hoy en el que el coordinador general de IU, el señor Cayo Lara, va a proponer al presidente del gobierno que suspenda el pago de intereses de la deuda española. ¡Hala! y me quedo tan ancho.

Para soltar tan sesuda propuesta montó una conferencia de prensa que supongo que duraría horas, más que nada para poder responder a las miles de preguntas que tendrían los periodistas allí congregados. O tal vez fueron cinco minutos y unos aplausos, no lo sé.

Me da exactamente igual la afinidad política, lo que no se puede admitir es decir eso a la gente, que queda tan bien y tan "justo", y no explicar las consecuencias de algo así. Porque algo iba a pasar, eso seguro, por ejemplo que el sistema financiero quebraría, que nadie nos prestaría en el exterior, y que más nos valdría empezar a saber qué es la autarquía, porque fuera poco íbamos a comprar. Bueno, y eso sin hablar de la moneda (dudo que fuera el euro), la inflación, el coste del petróleo....

Vamos, que si esta crisis no nos ha enseñado que la demagogia no vale para nada, es que poco hemos aprendido. Aunque en otros sitios todavía la cosa es peor, que se lo digan a los venezolanos, que eso ya es el no va más. Allí se saquean comercios por orden gubernamental, achacando que los precios son prohibitivos. Yo creía que con no comprar en ese establecimiento sería suficiente, quebraría por sí mismo, porque lo que se llevaba la gente eran teles de plasma. Y si consideramos tele de plasma como producto de primera necesidad, lo de pulpo como animal de compañía no deja de ser una anécdota.

Crítica y propuestas todas las que sean necesarias, pero más demagogia no, por favor.

0 comentarios:

Publicar un comentario