Vaya por delante que lo más importante es saber que NO son dividendos, sino que se venden como tales por las entidades implicadas. Como toda ampliación de capital dan lugar a derechos de suscripción, cuya venta proporciona una liquidez que asemeja a un dividendo. El secreto está en que se ponen en práctica para no acometer rebajas sustanciales del dividendo ordinario, cuando no su supresión. Se hace la ficción de mantener una alta remuneración al accionista en épocas de beneficios a la baja, y dado su alto grado de aceptación, la empresa se ahorra una salida de tesorería importante.
Al ser una ampliación gratis, se crean nuevas acciones contra el mismo balance, con lo cual el valor final se diluye, y obliga al accionista a suscribir títulos para no reducir su participación en la compañía.
Un ejemplo clarísimo es el Banco de Santander, que se vanagloria de mantener le remuneración al accionista a pesar de la crisis. Dice que paga unos 60 céntimos de euro por acción, que a precio actual es un increible 10% de rentabilidad. Para este año, con unos 10.000 millones de acciones en circulación supondría cerca de 6.000 millones de euros, y resulta que ha ganado 2.000.
Las cuentas no salen salvo que tiraran de reservas, o redujeran el dividendo, pero no, ayer mismo su presidente recalcó que este año 2013 nos esperan otros 4 Scrip Dividend, si bien en 2014 podrían reducirse.
Para más inri, el presidente Botín siempre opta por cobrar en efectivo ¿por qué será...?
En conclusión, cuanto antes se acabe este cuento de los Scrip Dividend mejor para todos, será síntoma de que la crisis va amainando.
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