miércoles, 20 de febrero de 2013

Panaderías low-cost, otro efecto de la crisis

Ya sabemos que el mandato de Banco Central Europeo es luchar contra la inflación, o lo que es lo mismo, promover la estabilidad de precios, tomando como umbral un 2% de crecimiento anual de los precios.

Los alemanes, dada su nefasta experiencia en los años 30 con la hiperinflación, no quieren ni oir hablar de cambiar el objetivo del BCE, por mucho que la realidad siga demostrando que la inflación está totalmente controlada.

Incluso en países como el nuestro, dejando al margen la energía y transporte, vemos cómo en muchos productos de consumo diario hay una presión importante de los precios a la baja. La crisis provoca agresivas campañas de descuentos, ofertas, rebajas y demás, para atraer un consumo que languidece por el paro y el miedo ante el incierto futuro.

Uno de los productos que hasta ahora parecía inmune a bajadas de precios era algo tan básico como el pan. En los últimos años habíamos visto subidas estratosféricas en este artículo, siendo el rango 1.2-1.30 euros por una barra normal el más habitual en los comercios. Barras que, emulando la canción del ochentero Pedro Marín, podían gritar eso de "aire, soy como el aire..." por su escaso peso.

Pues bien, de un tiempo a esta parte esto está cambiando. Sin llegar al extremo de algún productor andaluz que rompió el mercado con barras a 0.20, el sector del pan se está moviendo hacia precios mucho más bajos que antes. Así, al menos en el bilbaíno barrio de Santutxu, han proliferado los establecimientos donde se vende a 0.60 ó 0.70 dependiendo si es la barra clásica o txapata, gallego o similar.

Lo que empezó como una oferta de algunos establecimientos como gancho para atraer a los clientes hacia otros productos de la misma tienda (Queserías, fruterías, e incluso video-clubs), ha dado paso a negocios exclusivos de venta de pan, en locales muy pequeños, sin demasiada variedad, horario muy amplio, y que son periódicamente abastecidos desde un obrador. La falta de estructura facilita la venta a los precios que hemos comentado, sin que a priori se perciba ninguna pérdida de calidad.

El éxito es indudable, ya que bien entrada la mañana algunos ya han agotado existencias e incluso hay días en que cierran antes de la hora límite. No cabe duda de que las panaderías tradicionales van a tener que mover ficha con rapidez, ya que el ahorro es porcentualmente muy importante y en el cómputo anual el ahorro es muy importante.

Un signo más de la crisis, el pan baja de precio, quién nos lo iba a decir hace unos años.

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