Resulta que con tanto escándalo de corrupción, mangoneo, trapicheo, enchufismo y demás, nuestros políticos han decidido enseñarnos sus vergüenzas financieras publicando sus declaraciones de renta y patrimonio.
Que conste que no me parece mal, incluso puede que en esta situación de crisis económica y moral en la que estamos sea necesario para intentar recuperar la confianza.
Lo que ya no admito es que se critique sin más a una determinada persona llámese Rajoy o Rubalcaba o como sea, por tener un determinado patrimonio, siempre que haya sido ganado honradamente. A ver si va a resultar que es mejor ejemplo una persona que, como ha sucedido recientemente al ser elegido senador, declara cero de patrimonio e ingresos de 500 euros al año, que alguien que ha sabido ahorrar durante toda su vida.
Amén de tener la capacidad de vivir del aire, vía fotosíntesis o tomarnos el pelo, no veo nada loable en este hecho, más bien me preocuparía que un individuo así tuviera alguna responsabilidad de gestión del patrimonio público. Si no ha sabido administrar lo suyo, difícilmente podrá administrar lo de todos, salvo que haya optado por seguir en su vida privada las consignas de San Francisco de Asís, pero va a ser que no.
También hace unos meses sucedía algo similar con la declaración de bienes del anterior presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, que tras años de ministro, diputado....declaró un patrimonio nimio, ridículo diría yo. Nadie dijo nada, pero cuando su jefe declaró el suyo, le llovieron críticas por todos los lados, tal y como ha vuelto a suceder hoy o la semana pasada con el presidente del Gobierno.
No hay que demonizar el ahorro, hay que fomentarlo trabajes en lo que trabajes, ¿o ya no nos acordamos que la locura del endeudamiento y el dispendio nos han llevado a esta situación? Lo que hay que perseguir es la obtención ilegal de un determinado patrimonio, o el aprovecharse de la política para enriquecerse, eso es lo vergonzoso. Lo que sucede es que han pasado cosas tan graves que la sombra de la duda se ha extendido sobre todo, y de ahí que ahora mismo sea imprescindible actuar con contundencia sobre los corruptos, sean quienes sean.
Como decía el título de esta entrada, necesitamos políticos honrados y capaces, no políticos incapaces y pobres, no vaya a ser que alguno decida aprovechar su paso por la función pública para dejar de serlo, pobres, claro está, porque lo de la formación parece que no resulta tan atractivo.
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