Con esta decisión posiblemente se pone punto y final a un infructuoso intento de refinanciar la deuda de la compañía, tal y como ya había sucedido en dos ocasiones anteriores. A pesar de ser una de las primeras inmobiliarias en adaptarse a los nuevos tiempos, tanto en estructura como en condiciones de la deuda, la persistencia de la crisis la ha llevado a un callejón sin salida.

Ahora se abre un periodo de negociación con los acreedores, incluida la Sareb, para intentar que la compañía sobreviva. No obstante, y muy a mi pesar, ya que por desgracia mantengo algunas acciones en mi cartera, no creo que los accionistas tengan un futuro demasiado halagüeño. Por lo pronto, y acertadamente en este caso, la CNMV mantiene suspendida la cotización del valor, y creo que por bastante tiempo.
Lo que también parece claro es que de un tiempo a esta parte las entidades financieras están optando por no refinanciar tan fácilmente créditos dudosos. Posiblemente las nuevas exigencias del Banco de España tengan mucho que ver.
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