Nuevo varapalo para los sufridos accionistas de La Seda. La empresa catalana ha solicitado concurso voluntario de acreedores ante el juzgado correspondiente, al no haberse llegado a un acuerdo sobre la reestructuración de la deuda de la empresa.
Ante esta circustancia la CNMV ha suspendido la cotización de La Seda, que pasa a engrosar una lista cada vez más amplia de compañías en esta situación ( Martinsa-Fadesa, Dogi, Pescanova, Reyal Urbis, Renta Corporación...).
En el caso que hoy me ocupa el final no deja de ser otro acto más del contínuo esperpento en que se había convertido la gestión de esta compañía en los últimos años. En pocas ocasiones se pueden ver juntos tal cúmulo de despropósitos e ilegalidades. Son varios los procesos judiciales que deben afrontar los variados personajes que han pasado por el mando de La Seda, puestos por grupos presentes en su accionariado, cuya principal misión paracía ser pedir dinero al accionista a través de múltiples ampliaciones de capital, para dilapidarlo despúes sin el menor sonrojo. Y donde digo "dilapidar" que cada uno ponga el verbo que quiera, siempre que la consecuencia sea que ese dinero pase a otras manos tras chanchullos variados.
Muchas veces los accionistas han apelado a la CNMV para protegerse de semejantes desmanes, pero por ahora sin ningún resultado. Las maniobras de estas últimas semanas con fondos buitre incluidos, puede que sean el último capítulo de una de las más sonrojantes realidades que han cotizado en nuestra Bolsa.
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