¿Qué pasa, qué pasa...? cantaban los Estopa hace algún tiempo, y lo mismo nos preguntamos hoy cuando vemos nuestras carteras caer día sí y día también. Y no me refiero a inversiones en renta variable, donde estamos más que acostumbrados a los vaivenes, hablo de posiciones en fondos de renta fija, mixtos, gestión alternativa, y por supuesto, de renta variable.
Además, contamos con el agravante de que no hemos visto desplomes brutales en las Bolsas, ni acontecimientos fuera de lo normal, lo cual añade más desconcierto a la situación.
Por otra parte no estamos hablando de retrocesos insignificantes, sino que se trata de caídas de entre un 1% y un 6% en productos con relativamente baja volatilidad y poco dados a estos sobresaltos.
El origen del problema es que todos los activos que componen las carteras, tanto renta fija como variable o materias primas, tienen ahora mismo correlación positiva, esto es, si sube uno suben todos y viceversa. Esta uniformidad en el movimiento provoca que todas las estrategias funcionen en el mismo sentido, y variaciones negativas de una de éllas no puedan ser contrarrestadas por el resto, sino que su efecto se multiplica.
El miedo a una retirada de los Bancos Centrales como garantes de tipos ultra reducidos en el largo plazo, ha avivado el fuego del miedo a una subida de tipos, que de hecho se ha producido y en una magnitud considerable. La búsqueda de rentabilidades en bonos con duraciones largas ha aumentado la sensibilidad de las carteras a aumentos de los tipos, lo que ha provocado al producirse, retrocesos considerables en los liquidativos de los fondos.
Quizá hemos estado mal acostumbrados y nos habíamos olvidado que esto puede pasar, pero el efecto sobre los inversores puede ser preocupante si la tónica no cambia de aquí a cierre de mes. Es tarea de los asesores financieros explicar correctamente qué ha pasado a la vez que incidir en el horizonte temporal de las inversiones y en el perfil de riesgo de cada cliente.
No podemos minimizar la importancia de estos movimientos de corto plazo, pero sabemos que se han producido en otras ocasiones, sin que a medio plazo la tendencia de las inversiones haya cambiado. Cualquier producto, incluso el de mejor trayectoria se puede ver afectado por este tipo de movimientos, lo importante es conocer que puede suceder y que esté adaptado a nuestras particularidades como inversores.
En un momento en que los fondos de inversión están recibiendo importantes flujos de fondos, este tipo de movimientos no deben empañar su incontestable ventaja como destino del ahorro.
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