Lo único seguro es que la deuda de la compañía es muy superior a la publicada, y a partir de ahí todo son especulaciones sobre su cuantía o la forma en que se ocultó. Mientras tanto la empresa sigue suspendida de cotización, estimamos que por largo tiempo, y ha acordado presentar concurso voluntario de acreedores.
Las cuentas anuales siguen sin presentarse, y la lucha en el seno del consejo es cada vez más enconada, máxime si como todo apunta, al final va a haber responsabilidades penales por lo ocurrido. Espero que este tema de Pescanova al menos sea juzgado con la máxima severidad, ya que el prestigio e imagen de nuestro sistema bursátil, supervisor incluido, está en juego.
Las próximas semanas son decisivas, ya que este viernes vence el ultimátum de la CNMV para presentar las cuentas, y la siguiente debe renovarse el puesto de presidente, aunque dudo que se haga ya que la gestión del actual está siendo pésima, y muchos indicios apuntan a su posible implicación en el escándalo.
Por el momento un nuevo esperpento, el actual presidente, con el apoyo de parte del consejo, ha decidido emprender acciones legales contra el auditor de Pescanova en los últimos años, la firma BDO Auditores.
Esto ya es el colmo del despropósito y un auténtico insulto a la inteligencia de los accionistas y del público en general. Es como si un ladrón acusara a la policía por lo haberle detenido antes. Una locura auténtica.
Cosas como ésta me llevan a pensar que el problema es gravísimo y que más de uno en Pescanova teme las consecuencias cuando se sepa lo que ha pasado. Ojalá tengan razón y los culpables, por una vez, acaben en la cárcel.
Mientras tanto a los accionistas sólo les cabe esperar y ver, aunque por ahora todo apunta a que el desenlace va a ser muy negativo para sus intereses.
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