A raíz de la entrada que publiqué ayer sobre la crisis económica que venimos sufriendo desde hace un lustro, he recordado un artículo que escribí hace un par de años sobre los culpables de la situación en la que estábamos entonces y continuamos ahora. Sigue teniendo total vigencia.
El malo de la película (publicado en el diario Deia, en junio de 2009)
"Desde siempre el ser humano ha buscado las causas de sus males, intentando encontrar un culpable de su desgracia, bien como justificación de los propios errores o como medio de liberar su frustración.
Y hemos de reconocer que la presente crisis económica y sus dolorosas consecuencias nos lo han puesto muy fácil. Basta observar los medios de comunicación para sacarnos de dudas, desde la avaricia de gestores sin escrúpulos pasando por el “capitalismo salvaje”, para llegar inequívocamente a los banqueros, auténticos creadores de esta lamentable situación.
Banca y banqueros, ya hemos dado con nuestro particular chivo expiatorio. Carguemos sobre ellos toda la responsabilidad y durmamos tranquilos. Les acusamos de fomentar un modelo especulativo que no mira más allá de corto plazo, de agrandar hasta el infinito la burbuja inmobiliaria, de cobrar bonus socialmente inaceptables, y tenemos razón, pero no están solos.
No podemos achacar ignorancia ni ante un tribunal ni en la mayoría de nuestras decisiones económicas, han fomentado lo que hemos demandado, nos han dado el crédito fácil que hemos pedido, y ahora nos rebelamos porque nos niegan nuestra dosis de apalancamiento financiero doméstico.
Todos debemos cambiar, todos hemos sido en parte culpables y victimas, cierto que unos más que otros pero debemos hacer ejercicio de autocrítica y reconocer una realidad más compleja que la que supone asumir un victimismo simplista.
En este drama social, en esta película que nos ha tocado vivir, sabemos quién es “el malo”, para el papel de “feo” somos muchos candidatos, y “el bueno” yo no he sido capaz de encontrarlo. Prueben ustedes."
No miento si confieso que al repasar unos cuantos textos como éste me asusta que no hayan perdido su valor, que en estos dos o tres años nada haya cambiado en cuanto a los valores que una vez olvidamos y que debemos recuperar si queremos salir adelante. De vez en cuando publicaré alguno de estos viejos textos como recordatorio del tiempo perdido.
Como bien decía una compañera ayer mismo "de la crisis económica se habla mucho, pero la crisis de valores es la importante y nos ha conducido hasta aquí".
No puedo estar más de acuerdo con ella.
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