En lo que llevamos de 2013 se ha producido una sensible mejora en las condiciones de financiación de la banca española. Si inicialmente fue el BBVA el que rompió el fuego, el éxito alcanzado por la entidad animó a otros bancos a emitir diferentes bonos en el mercado primario.
Hoy podemos decir que todas han sido un éxito rotundo, no solo en cuanto a los tipos pagados, sino sobre todo por la procedencia y cantidad de la demanda recibida. La sobresuscripción ha sido la tónica habitual, con muchas peticiones procedentes del norte de Europa, lo que apoya la idea de que poco a poco los inversores internacionales están perdiendo el miedo a la deuda periférica.
Incluso entidades, como el Banco Popular, que hace un par de meses tenían completamente cerrados los mercados de crédito, han podido colocar sus emisiones a precios más que razonables. Y es más, sorprende positivamente que Telefónica consiguiera sacar adelante ayer una emisión de 1.500 millones de euros a 10 años, a un tipo del 3,98%, 120 puntos básicos por debajo del bono española a ese plazo, y el tipo más bajo logrado a ese plazo por la operadora en toda su historia.
Estas son noticias extremadamente positivas, no solo para las entidades directamente implicadas, sino para toda la economía nacional. El abaratamiento de los costes de financiación de nuestras empresas es fundamental para que se reactive el mercado laboral.
En el mismo sentido de lo comentado anteriormente, estamos asistiendo a los primeros pasos de los que podría ser el fin de la guerra de depósitos que ha mantenido el sector financiero español. La falta de liquidez de las entidades, la dependencia del BCE y la imposibilidad de acceder a los mercados mayoristas, habían disparado la remuneración ofrecida a los ahorradores por sus depósitos. Esta enorme presión en los márgenes de captación se traslada directamente al coste de los créditos, lo que complica aún más el difícil panorama de nuestra economía.
Estos días, entidades como el Banco Popular o Santander han rebajado considerablemente el tipo de interés de sus depósitos a plazo. Es previsible que el resto de entidades sigan sus pasos en los próximos días, por lo que se me antoja cercano el fin de los extra tipos en los depósitos de los particulares.
Tipos tan elevados constituían un claro elemento desestabilizador del sistema financiero, por lo que su desaparición, más que alguno le pese, es en sí misma una buena noticia para todos.
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